16 marzo 2008

Los celtas y San Patricio

El día de San Patricio es celta, es cristiano y es irlandés.


Explicaremos el porqué:

Y es que, de San Patricio, sus acérrimos opositores fueron los druidas, representantes de la religión celta, predominante en esas tierras antes del desarrollo del cristianismo. También figuraban en la lista de sus enemigos los pelagiaros. Para defenderse, Patricio escribió su Confessio. Por fortuna se conserva una colección bastante nutrida de esos escritos, que nos muestra algo de el mismo, como sentía y actuaba.

Circulaba entre los paganos un extraño vaticinio, una profecía, respecto al santo, que Muirchu, su historiador nos transmite textualmente así: "Cabeza de azuela (referencia a la forma aplanada de la cabeza tonsurada) vendrá con sus seguidores de cabezas chatas, y su casa (casulla o casuela, es decir casa pequeña) tendrá un agujero para que saque su cabeza. Desde su mesa clamará contra la impiedad hacia el oriente de su casa. Y todos sus familiares responderán, Amén, Amén". Los augurios agregaban esto todavía: "Por lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un reinado de idolatría, se derrumbará".

No obstante los contratiempos, el trabajo de la evangelización de Irlanda, siguió firme. En varios sitios de Irlanda, construyó abadías, que después llegaron a ser famosas y alrededor de ellas nacieron las futuras ciudades. En Leitrim, al norte de Tara, derribó al ídolo de Crom Cruach y fue uno de los lugares donde edificó una de las iglesias cristianas. En la evangelización, San Patricio puso mucha atención en la conversión de los jefes (puesto que si uno de ellos se convertía, también lo debía hacer sus súbditos), aunque parece ser que el mismo rey Laoghaire no se convirtió al cristianismo. En la población de Tirechan se conservó para la posteridad la historia de la conversión de Ethne y Fedelm, hijas del rey Laoghaire.

San Patricio fue fundamental en el proceso de evangelización mediante la síntesis de los temas de los celtas y cristianos dando lugar a un sincretismo particular. Por ejemplo, para explicarles acerca de la Santísima Trinidad, les presentaba la hoja del trébol, diciéndoles que así como esas tres hojitas forman una sola verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero. De esta forma, la doctrina cristiana no se presentaba tan hostil, por ser enseñada a través de formas aceptadas y conocidas y temas familiares. La naturaleza (así como su expresión más inmediata en las plantas y animales) era objeto de adoración para las culturas celtas y sus sacerdotes, los druidas. Necesitaban de ella para vivir (una sociedad basada en los cultivos de subsistencia) y pero al mismo tiempo necesitaban de un conocimiento desarrollado de la misma. Era de esperar que tome ribetes religiosos. La sociedad celta estaba la mayor parte del tiempo pendiente de la naturaleza y en ella invertía gran parte de sus energías.

Esta técnica fue usada mas tarde en otros lugares y tiempos, mediante el sincretismo, el cristianismo pudo repercutir en el seno de otras religiones, hasta fagocitarlas, como ocurrió mas tarde en las religiones incaicas en América del Sur e Ingalterra. Cuando San Gregorio el Grande envió a San Agustín y a sus monjes a la evangelización de Inglaterra, les dio, entre otras consignas, la de tener en cuenta las costumbres y tradiciones del país y de no destruir innecesariamente, sino cristianizar y santificar. Utilizad incluso los templos paganos -les decía- pues "cuanto más la nación vea que subsisten sus antiguos lugares de oración, estará mejor dispuesta a convertirse". Es decir, que juzgaba mala táctica la de suprimir aquello que sólo era necesario marcar con otro signo. Un siglo antes, el Apóstol de Irlanda había seguido exactamente este elogiado procedimiento. Ésta fue, precisamente, la característica de su genio apostólico: adaptar al cristianismo, en cuanto era posible, los usos y formas de la religión druídica.

Las hogueras encendidas para honrar el solsticio de verano, las convirtió en homenaje al santo Precursor de Jesús (he aquí los fuegos de la noche de San Juan); del sol, que era sagrado para los celtas, hizo un símbolo de Jesucristo ("Creemos en el verdadero Sol, Cristo, y lo adoramos"); los pilares de piedra diseminados por el campo, a los cuales daban los paganos una significación religiosa, los cristianizó coronándolos con una cruz; la visita a las viejas fuentes sagradas, no la prohibió San Patricio, pero las convirtió en baptisterios (para el bautismo por inmersión), y así continuóse llamándolas santas; al abrigo de las seculares encinas druídicas, llevó a los ascetas solitarios; y, adoptados el vestuario y cierta original tonsura que ostentaban los druidas, éstas fueron las características de los monjes católicos irlandeses. Sin embargo, el tema de los milagros como prueba, no tanto de la existencias, sino del poder ilimitado de Dios y de su calidad de Dios único y verdadero, fue utilizado ampliamente en el proceso de evangelización. Tómese por ejemplo el suceso de los cerdos descrito en el comienzo. Este no es el único caso. Cuenta el mito que un Sábado Santo, cuando nuestro santo encendió el fuego pascual, se lanzaron con toda su furia a apagarlo, pero por más que trataron no lo lograron. Entonces uno de ellos exclamó: "El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla". Y se alejaron. La frase del mago se ha cumplido; la religión católica se extendió de tal manera por toda Irlanda, que hoy sigue siendo un país católico, iluminado por la luz de la religión de Cristo, y que a su vez a dado muchos misioneros a la Iglesia.

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